Aquest article no està disponible en català

Porque la vida es cine y el cine, sueños son y porque, además, el cine es una magnífica forma de acercarnos a la realidad, los profesionales de EDUVIC han listado aquellas películas que hablan de su trabajo y de la vida de las personas que atienden. La 89ª edición de los Premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas ha sido la excusa para hacer un repaso de los mejores metrajes sobre infancias vulnerables, relaciones familiares y crecimiento personal de los últimos años. Todas tienen premio y algunas de ellas puede que reciban alguno más este domingo.
Infancias vulnerables y viajes de vuelta: Moonlight, Lion y La próxima piel
También opta a Mejor Película Lion (Garth Davis, 2016), un film basado en hechos reales. Saroo tenía sólo cinco años cuando se separó de su hermano mayor en una estación de trenes india: se quedó dormido dentro de un tren y despertó en una lejana Calcutta donde no puede ni hacerse entender porque no habla bengalí. Después de un tiempo errático es conducido a un orfanato. Una pareja australiana lo adoptará y, poco a poco, los recuerdos indios irán enterrándose. Veinte años más tarde, los sabores exóticos de una cena con compañeros de la facultad le devolverán a su infancia. Animado por sus amigos, empieza a localizar todo lo que recuerda por internet. Debatiéndose entre contarlo o no a sus padres adoptivos, Saroo avanza en la investigación.
Del otro lado, encontramos a la familia de Léo. En La próxima piel (La propera pell, Isa Campo e Isaki Lacuesta, 2016), madre y tío recuperan a Gabriel, desaparecido ocho años atrás y dado por muerto. Ha pasado esos años en un centro de acogida francés, con nueva identidad y sin ningún recuerdo del pasado. Su educador parece dar con su familia biológica y empieza un viaje de vuelta a un territorio hostil donde se pone en duda si es un farsante. El deshielo de la amnesia disociativa de Gabriel, los giros y las relaciones familiares les merecieron el Gaudí a Mejor Película, a Mejor Guión y a Interpretación femenina por Emma Suárez.
Moonlight
Del paso por centros residenciales: La vida de Calabacín, Las vidas de Grace y Sara a la fuga
En Sara a la fuga (2015), Belén Funes nos cuenta en quince minutos un caso que podría ser el de cualquier otro de los 40.000 niños que viven tutelados en España. Sara vive en un CRAE y, desde hace años, espera la visita de su padre. Su tutora hará lo posible para ayudarla.
De los que trabajan en centros habla Las vidas de Grace (Short Term 12, Destin Daniel Cretton, 2013). Grace es supervisora, le apasiona su trabajo y vive con cierta normalidad los desbarajustes vitales de los chicos a los que cuida. El ingreso de Jayden en el centro rompe ese equilibrio interior. Grace se enfrenta a un sistema que menosprecia sus opiniones mientras los problemas por resolver de su pasado la acechan poco a poco. El público del Festival de Cine de Valladolid le dió el premio a Mejor Película.
La vida de Calabacín (Ma vie de Courgette, Claude Barras, 2016) ha sorprendido a muchos dado a algo muy inusual en los filmes de animación -también- para niños: tratar de temas MUY crudos. Calabacín -de nombre real, Ícaro- acaba accidentalmente con la vida de su madre, queda huérfano y es trasladado en un centro de menores. Los coloridos niños que conoce allí arrastran historias igual de sombrías que la suya. En este espacio, Calabacín et altri vuelven a tejer lazos de amor y confianza. Está nominada al Oscar a Mejor Película de Animación. Por este lado del Atlántico, la producción suiza ya se ha llevado todo lo que ha podido.
La vida de Calabacín
De segundas oportunidades: Borrowed Time y Un hombre llamado Ove
Seguimos en la categoría de animaciones duras con Borrowed Time (Andrew Coats y Lou Hamou-Lhadj, 2015). Este cortometraje de dos animadores de PIXAR se nos lleva al lejano oeste, encima de una carretilla conducida por un sheriff de ojos caídos y tristes. Nos dirigimos al lugar donde hubo un accidente que ha tratado de olvidar durante demasiado tiempo. Y sin conseguir perdonarse por lo sucedido. En solo séis minutos, puede que esto cambie. Y puede, además que se lleve el Oscar al mejor corto animado.
Un hombre llamado Ove (En man som heter Ove, Hannes Holm, 2015) tiene la oportunidad de ganar el premio de la Academia a la Mejor Película de Habla no Inglesa. Pero Ove tiene también más oportunidades. A los sesenta años y después de una vida de pérdidas, ya no le queda fe ni con el mundo ni con él mismo. Al borde del suicidio, es rescatado por sus vecinos. Parvaneh se muda con su familia a la casa de al lado y entre los dos nace una amistad que permitirá a Ove explicar su pasado y el por qué de su mal carácter. El valor intangible pero vital del entorno del protagonista, pues, le cambiará la vida
Borrowed Time
El crecimiento y la superación personal: 100 metros y Piper
No estará en los premios de la Academia pero aquí ha recogido Goyas y Gaudís. 100 metros (Marcel Barrena, 2016) es la demostración que la mirada capacitadora es mucho de lo que necesitamos para recorrer esos metros finales que convierten los impedimentos en milagros. La esclerosis múltiple será y no será la excusa para que Ramón decida participar en una dura prueba deportiva: el “Ironman”.
Entre los invitados a la alfombra roja sí que está Piper (Alan Barillaro, 2016), el cortometraje de PIXAR que precedía Buscando a Dory en las salas de cine y que va para Mejor Cortometraje de Animación. Si en la vuelta a los orígenes de Dory vemos cómo sus padres convirtieron sus limitaciones en capacidades, en el film del pajarillo observamos como es él mismo quien, de forma fortuita y accidental, supera sus miedos y gana un punto en autonomía.
Piper
Las expectativas: Toni Erdmann y Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!
Las expectativas que nuestros padres y sociedad depositan en nosotros son una arma de doble filo: si no conseguimos diferenciarlas de nuestros deseos, pueden convertirnos en unos infelices eso-que-no-quiero-ser.
Guillaume y los chicos, ¡a la mesa! (Les garçons et Guillaume, à table!, Guillaume Galliene, 2013) es el grito cotidiano que recuerda todos los días a Guillaume que no es como sus hermanos. La diferencia la establece su madre quien, para decirlo rápido, está convencida que su hijo es más niña que niño. Galliene no solo escribió y dirigió esta comedia autobiográfica con excelencia –el 2011 se llevó el Cesar a Mejor Opera Prima… y a Mejor Película, así, sin distinguir- sino que además interpretó varios de los papeles: haciendo de su propia madre dio en un clavo muy gráfico para mostrar cómo podemos llegar a confundirnos en el discurso y convicciones del otro.
La que viene ahora va de una hija que no es como a su padre le hubiera gustado y de un padre que no es como la hija quisiera. Y este embrollo de disgustos tragicómicos opta a Mejor Película de Habla no Inglesa. En la alemana Toni Erdmann(Maren Ade, 2016) vemos los intentos -inoportunos a la par que acertados- de Winfried para recuperar la felicidad de su hija Ines, distanciada de casa, del sentido de la vida y de ella misma por culpa de una exitosa carrera en el extranjero. Sutilmente histriónica, nos muestra cómo la aceptación de los errores y del otro puede volvernos a colocar en nuestro lugar. Toni Erdmann es de un color gris muy llamativo: os haréis una idea del tono de la película -sin haceros ningún spoiler- si veis este clip de Ines interpretando The Greatest love of all de Whitney Hosuton. Menudo himno a la autoestima cantado desde la humillación.
Las realidades paralelas: Un monstruo viene a verme, La Habitación y Captain Fantastic
Qué vivimos y cómo nos lo explicamos es el eje en común de estas tres propuestas. Con el peso de muchas estatuillas en los bolsillos, Un monstruo viene a verme (A monster calls, J. A. Bayona, 2016) perdió aerodinamismo a la carrera para los Oscars y se quedó fuera. Connor -12 años, hijo de padres separados y nuevo hombre de la casa- ampara sus miedos en un monstruo imaginario. El acompañamiento de esta fantasía será la clave para poder aceptar la realidad y el cáncer de su madre.
En La habitación (Room, Lenny Abrahamson, 2015) viven Joy y su hijo de cinco años, Jack. Él no conoce nada más que esas paredes: cree que todo el mundo es ese cubículo. Así se lo ha contado su madre que ha escogido explicarle esa mentira para construirle una realidad amable y evitarle la traumática realidad: los dos viven secuestrados por el padre biológico del pequeño. La resiliencia de Jack crece día a día hasta que llega el momento de dar un nuevo paso: escaparse y enfrentarse al mundo real.
Viggo Mortensen opta al Oscar por su interpretación de Ben Cash en Captain Fantastic (Matt Ross, 2016). En este caso, de quien hay que proteger a los niños es del monstruo capitalista. Para tal propósito, Ben y Leslie deciden ir a vivir al bosque, alejados de la sociedad y educando a sus hijos con amplios conocimientos en humanidades y supervivencia. El modelo se quiebra cuando Leslie se suicida después de ser hospitalizada por su trastorno bipolar. El entierro les obliga a emprender un largo viaje hacia la familia y la civilización. Dejando de lado el kilometraje, el camino es también un viaje interior lleno de renuncias, aceptación de errores y de escucha de necesidades.
Captain fantastic
Faltan más, lo sabemos. Tenéis abierta la cajita de comentarios.
You must be logged in to post a comment.